QUIEN COMO DIOS ?
Domingo 18 de febrero de 2024
EL PAN DE LA PALABRA PARA HOY
Lectura del Santo Evangelio según san Marcos 1:12-15
12 A continuación, el Espíritu le empuja al desierto,
13 y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían.
14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios:
15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»
Palabra del Señor… R/. Gloria a ti Señor Jesús.
¿QUÉ ME DICE LA PALABRA HOY?
En este primer domingo de cuaresma, el Evangelio de san Marcos nos recuerda que Jesús fue tentado por el diablo en el desierto.
«…. A CONTINUACIÓN EL ESPÍRITU LO EMPUJA AL DESIERTO»
Jesús fue conducido por el Espíritu de Dios al desierto.
El desierto, desde el punto de vista físico, es un lugar árido, seco, arenoso, sin mucha vegetación y escaso de agua. Pero también, es generalmente un lugar tranquilo y silencioso.
Desde el punto de vista espiritual, usted y yo también podemos estar o vivir en nuestro propio desierto personal cada día, en donde también, podemos experimentar la sequedad, la aridez, la soledad, la angustia, el dolor, el sufrimiento, el abandono, la frialdad espiritual, la tibieza espiritual y sobre todo, la ausencia de Dios….
El desierto que usted y yo vivimos a diario, es una oportunidad preciosa, maravillosa y única, para encontrarnos con nosotros mismos y así descubrir quiénes somos y de qué estamos hechos. Además, también es una oportunidad para encontrarnos con Dios y dejarnos amar y consolar por Él.
Siempre es bueno vivir de vez en cuando el desierto y en el desierto de nuestra existencia. Es muy importante, si se sabe aprovechar para unirme más a Dios. Así lo hizo Jesús. Él aprovechó esos cuarenta días, para permanecer más unido a su Padre del cielo y gozar de una profunda intimidad con Él.
Es muy importante sacar espacios de desierto y retirarnos del bullicio, de la algarabía y de toda clase de ruido que ensordece y que no nos permite escuchar la voz de Dios.
El desierto es una oportunidad preciosa para crecer en la fe, en la esperanza y en la confianza en Dios. Es también una oportunidad para crecer en mi vida de oración y ahondar en el conocimiento de la Palabra del Señor.
Sin lugar a dudas, el desierto bien vivido, me ayuda a ver más a fondo mis debilidades, mis pecados, mis limitaciones humanas, mis caprichos, mis apegos y también, por qué no, mis talentos, mis virtudes, mis capacidades y mis cualidades.
«Y PERMANECIÓ EN EL DESIERTO CUARENTA DÍAS, SIENDO TENTADO POR SATANÁS»
Cuidado con vivir en el desierto de tu vida sin Dios. Ningún desierto existencial o espiritual se puede vivir o recorrer sin Dios.
Vea lo que le pasó a Jesús. Él, siendo verdadero Dios y verdadero hombre, experimentó la tentación. El diablo, el espíritu de las tinieblas, lo acedió y le habló al oído y le propuso cosas ilusorias y terrenas.
Si Jesús fue tentado en el desierto por Satanás, también nosotros somos tentados de cincuenta mil maneras por el enemigo de Dios y por el enemigo de nosotros.
Todos somos tentados de muchas maneras. Nadie está exento de esta realidad. Las tentaciones no son ni malas ni buenas; son necesarias; pero las debemos rechazar y afrontar con la fuerza de la oración. Ellas nos ayudan a crecer y a fortalecer nuestra voluntad. Es normal que lleguen; lo importante es, no aceptarlas. No hay que entrar en diálogo con ellas. Hay que huirle a ellas. Quien las acepta se convierte en un títere del demonio.
El Señor nos dice:
«Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil» (San Mateo 14, 38)
«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pedro 5, 8)
La tentación se presenta de muchas maneras. Ella tiene mil caras, mil rostros, mil máscaras. Basta que ellas nos sorprendan en condiciones frágiles o débiles en la fe y en la oración, para caer en las garras afiladas del demonio.
Hasta las personas mas virtuosas son tentadas. Ese fue y sigue siendo el pan de cada día de todos los santos.
Muchos esposos se sienten tentados a abandonar su hogar, a su esposa legítima, la que el Señor le entregó en el Altar, por otra mujer aparecida de la nada y aprovechada, que le calienta el oído con palabras seductoras y románticas; y si de pronto tiene un buen cuerpo, pues con mayor razón, la tentación crece. También pasa lo mismo con las esposas. Es de lado y lado…….. Ninguna parte está exenta……
Muchos seminaristas y sacerdotes experimentan a diario la tentación de abandonar su seminario y su ministerio, por múltiples razones. Tentaciones de orden afectivo, sexual, sentimental, económico, laboral, fraterno y comunitario.
En el campo laboral, muchos son tentados por el espíritu inmundo del robo, de la corrupción y del soborno.
Muchos nos sentimos tentados por el espíritu de la mentira y de la falsedad, para «quedar bien delante de los otros».
Muchos somos tentados por el espíritu malvado de la pereza, la ira, la vanidad, la moda, la pornografia, la gula, la lujuria, la envidia, la soberbia, el orgullo, la arrogancia, la prepotencia, los deseos de tener, los deseos de placer y los deseos de poseer. También somos tentados por el quehacerismo y por el no querer hacer nada, viviendo una vida cómoda, fácil y sedentaria.
Muchos somos tentados, por el espíritu del miedo, del temor, de la duda, de la desconfianza, de la tristeza, de la angustia y de la soledad.
Todos: laicos, religiosos y seminaristas, somos atacados por la pereza y la frialdad para orar, para meditar la Palabra de Dios, para visitar el Santisimo, para rezar con devoción el Santo Rosario.
A muchos, el demonio les dice:
Para qué confesarse, para qué casarse, para qué llenarse de hijos con esta situación tan difícil, para qué volver con su esposa si todo va a seguir igual, para qué volver a la comunidad religiosa si nadie me entiende y si no soy tenido(a) en cuenta, para qué seguir sirviendo en la parroquia si todo el mundo me mira mal, me juzga y me critican. Para qué… Para qué…. Para qué…..
También es muy usual, que el demonio nos tiente haciéndonos creer que somos muy santos, muy virtuosos, muy orantes y muy perfectos. Que somos los mejores, e incluso que somos indispensables.
Termino diciendo:
Familia que no ora, el demonio se la devora.
Sacerdote y religioso que no ora, el demonio se lo devora.
Cristiano que no ora, el demonio se lo devora.
Los niños y los jóvenes que no oran, son devorados por el demonio de las drogas, de la delincuencia, del robo, de las falsas amistades y de los desórdenes afectivos.
Velad y orad…. Velad y orad…. Velad y orad….
Sé valiente. Ten ánimo. Espera en el Señor. (Salmo 27, 14).
Él es tu Roca y fortaleza (Salmo 18, 2 – 4).
PIENSA, MEDITA, REFLEXIONA Y SACA CONCLUSIONES.
1). ¿Cómo y con quién vives tus desiertos existenciales y cotidianos?
2). ¿ Te dejas llevar fácilmente por la tentación?
OREMOS:
Dios mio y Señor mio: no me dejes caer en tentación y líbrame de todo mal. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… Gloria.
NO OLVIDES:
Orar cada día el Santo Rosario.
Confesarse y comulgar.
Hacer una obra de misericordia.
Ayudar a la Santa Iglesia Católica en sus necesidades.
ENVÍANOS TUS INTENCIONES.
(Wattsap: 3213918758 CS Colombia)
Con gusto las ofreceremos en la Santa Misa.
EL PAN DE LA PALABRA ES PARA COMPARTIRLO. No te quedes con este regalo. Compártelo a tus amigos, familiares y contactos. Ellos lo necesitan.
Hoy te bendigo y en ti bendigo: tu familia, tu salud física y espiritual, tus proyectos y anhelos.
EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. Amén. Amén. Amén.🙏🙏🙏