FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO FAMILIA DIOS VE

QUIEN COMO DIOS ?

Domingo 11 de febrero de 2024

«NUESTRA SEÑORA DE LOURDES»
«JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO».

EL PAN DE LA PALABRA PARA HOY

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1,40-45):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor/ Gloria a ti Señor Jesús.

    ¿QUÉ ME DICE LA PALABRA HOY?

En este día domingo 11 de febrero, celebramos la jornada mundial de oración por los enfermos.
La Palabra de Dios nos da luces claras para entender esta realidad difícil de la enfermedad.

Es muy cierto, que para nadie es fácil sentirse enfermo o experimentar la enfermedad y sobre todo, cuando ella lleva a la persona a un estado de postración total sin poder valerse por sí misma.

La enfermedad no se puede resumir  solamente al estado físico; también, ella puede ser, psicológica y espiritual.

La enfermedad no la creó Dios; ella es consecuencia o fruto de nuestro pecado o del pecado de otras personas. Por esta razón, usted y yo, jamás podemos echarle la culpa a Dios por el hecho de sentirnos enfermos. Debemos más bien, reconocer con humildad que lo hemos ofendido y que por esa razón, muchas veces, el Señor, permite la enfermedad para expiar o reparar por nuestros pecados.
La enfermedad asumida con amor, nos purifica y nos salva. Ella se convierte en una cruz redentora; en cambio, la enfermedad, cuando es asumida con desprecio o renegando, ella se convierte en una carga demasiado pesada y difícil de sobrellevar.
La enfermedad nos ayuda a crecer en humildad. Nos ayuda a sentirnos necesitados de Dios principalmente y también, necesitados de la ayuda de nuestros hermanos.
La enfermedad nos ayuda a pensar, a meditar y a reflexionar en nuestra condición humana, limitada, frágil, débil y caduca.
La enfermedad es una oportunidad maravillosa para acercarnos a Dios y para clamar su inmensa misericordia.
El Santo Evangelio está lleno de testimonios, de personas, que acudieron a Dios con fe y humildad, en medio de la prueba, del dolor, del sufrimiento y de la enfermedad. Así lo vemos hoy en el Santo Evangelio. Le presentan al Señor con mucha fe a un sordo mudo para que lo sanara, y así lo hizo.

Ofrezcámosle cada día a Dios nuestros sufrimientos, dolores y enfermedades, así como Cristo, también se ofreció solo por amor a su Padre del Cielo, entregando toda su vida en su pasión dolorosa y derramando toda su Sangre en en el Madero de la cruz por la salvación de todo el género humano.

Si tu estás enfermo y postrado en una cama o en una silla de ruedas, no olvides, que tu eres otro Cristo crucificado, que puede ser instrumento de redención para toda tu familia y además, para la humanidad entera.
Vive con alegría, con amor, con paciencia y con entrega tu enfermedad. No la desprecies, no reniegues de ella, no le pidas  a Dios que se la quite; más bien dile, que te de la gracia de asumirla con amor y paciencia.
Oremos hoy por nuestros hermanitos enfermos y también, por todo el personal de la salud que dona día y noche su vida, poniéndose al cuidado de todos ellos, en las clínicas, hospitales, centros geriátricos y también, en sus propios hogares.

PIENSA, MEDITA, REFLEXIONA Y SACA CONCLUSIONES.

1). ¿Aceptas tu enfermedad o la desprecias?
2). ¿Te sientes cansado(a) con tu enfermedad?
3). ¿ Ofreces a Dios cada día tus dolores y sufrimientos?

OREMOS: Dios mio y Señor mio: yo solo no puedo, Tú si puedes. Ayúdame, ayúdame, ayúdame. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… Gloria.

NO OLVIDES:
Orar cada día el Santo Rosario.
Confesarse y comulgar.
Hacer una obra de misericordia.
Ayudar a la Santa Iglesia Católica en sus necesidades.

ENVÍANOS TUS INTENCIONES.
(Wattsap: 3213918758 CS Colombia)
Con gusto las ofreceremos en la Santa Misa.

EL PAN DE LA PALABRA ES PARA COMPARTIRLO. No te quedes con este regalo. Compártelo a tus amigos, familiares y contactos. Ellos lo necesitan.

Hoy te bendigo y en ti bendigo: tu familia, tu salud física y espiritual, tus proyectos y anhelos.

EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. Amén. Amén. Amén.🙏

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