FELIZ Y BENDECIDO SÁBADO FAMILIA DIOS VE

QUIEN COMO DIOS ?
Sábado 27 de enero de 2024

EL PAN DE LA PALABRA PARA HOY

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (4,35-40):

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»
Palabra del Señor… R/. Gloria a ti Señor Jesús.

    ¿QUÉ ME DICE LA PALABRA HOY?

En este dia, el Evangelio de San Marcos, nos narra la escena maravillosa de la tempestad calmada.

«VAMOS A LA OTRA ORILLA».

Jesús invita a sus discípulos a ir a la otra orilla. Él desea ir más allá con ellos. Él no quiere que se queden en un solo sitio instalados en sus comodidades o en su confort.
Usted y yo también estamos llamados a vivir aventuras hermosas y edificantes con Jesús. Debemos estar dispuestos a seguir al Señor donde sea necesario y donde Él nos necesite.

«SE LEVANTÓ UN FUERTE HURACÁN Y LAS OLAS ROMPÍAN CONTRA LA BARCA HASTA CASI LLENARLA DE AGUA».

La barca de los discípulos se ve amenazada por un huracán fuerte que provoca un oleaje peligroso y que pone en riesgo sus vidas.

También usted y yo somos amenazados cada día por huracanes y vientos muy fuertes que mueven el piso de nuestras vidas y de nuestras familias.
Tu vida y la mía se ven cada día amenazadas por múltiples problemas, por muchas tentaciones, por miedos, por temores, por vacíos y por desconfianzas, por la acción del mal y por heridas del pasado.

Nuestros niños y jóvenes se encuentran cada día azotados y zarandeados por el oleaje de la droga, del alcoholismo, de las redes sociales, por el oleaje de la frialdad espiritual y la pérdida de los valores.

Las familias y los matrimonios, tampoco son la excepción. Muchos hogares se  encuentran hundidos o a punto de hundirse a causa de la acción del mal. El huracán de la infidelidad azota los matrimonios. El huracán de la televisión y de las redes sociales también afecta las familias. El cáncer de la frialdad espiritual carcome el corazón de las familias, haciendo metástasis en en cada uno de sus miembros.

Las olas de tristeza, de angustia, de soledad y de depresión, hunden a muchos en el sin sentido y en el sin sabor de la vida, llevándolos incluso al suicidio espiritual y físico.

La Iglesia también está amenazada cada día por los huracanes fuertes de la masonería y del comunismo, por la frialdad espiritual de los mismos clérigos y religiosos. Vivimos amenazados por este mundo globalizado, consumista y hedonista……Y a todo esto se le suma, las epidemias y las pandemias, las crisis económicas, los paros y las protestas sociales y el cáncer de la corrupción que empobrece cada día más a la sociedad.

También estamos azotados por la guerra, el secuestro, la estorsión, los desplazamientos forzados de muchos hermanos nuestros y de familias enteras, a causa de la injusticia social y de la ola de hambre y de desempleo que nos sacude y nos aplasta.

«ÉL ESTABA A POPA DORMIDO SOBRE UN ALMOHADÓN».

A veces quisiéramos que todo esto terminara pronto. A veces nos preguntamos: ¿Dónde está Dios? Jesús navegaba con sus discípulos. Él no estaba ausente de la realidad. Él solo dormía. Es normal. También a Él le da sueño.
A pesar de todos los problemas que ya mencioné, Jesús siempre navega con usted y conmigo en la barca de nuestra vida.

«MASESTRO: ¿NO TE IMPORTA QUE NOS HUNDAMOS?».

A veces nos pasa lo mismo que a los discípulos: pedimos auxilio a Dios cuando ya el agua nos ha llegado al cuello o cuando ya estamos bien hundidos.
No importa. En medio de la aflicción y de la angustia debemos clamarle a Dios que nos salve y que tenga misericordia de nosotros. Así lo enseña el salmo: «Si el afligido invoca al Señor,
Él lo escucha y lo salva de sus angustias». (salmo 33)
Te recomiendo, que jamás te sultes  de la mano de Jesús. Usa los salvavidas. ¿Cuáles?: la oración, la Palabra de Dios, el Santo Rosario, la confesión mensual, la Sagrada Eucaristía, la adoración del Santisimo, la lectura espiritual y siempre busca consejería con personas prudentes.

«SE PUSO EN PIE, INCREPÓ EL VIENTO Y DIJO AL LAGO: ¡SILENCIO, CÁLLATE!».

Jesús tiene el poder suficiente para aplacar cualquier clase de tempestad. Basta que usted y yo tengamos fe y nos abandonemos en Él. Así lo enseña el Evangelio de hoy: «EL VIENTO CESÓ Y VINO UNA GRAN CALMA».

«¿POR QUÉ SOIS TAN COBARDES? ¿AÚN NO TENÉIS FE?».

Nunca te apartes del Señor. Cree, confía y espera sólo en Él.
Aprovecha tus dificultades para apegarse más al Señor y para crecer y madurar más y más en la fe. Muchas veces los huracanes y los oleajes de la vida son necesarios para poder verificar de que calidad es mi fe y para darme cuenta si realmente tengo puesta toda mi confianza en Dios o en mis propias capacidades y seguridades personales y terrenas.

PIENSA, MEDITA, REFLEXIONA Y SACA CONCLUSIONES.

¿Crees, confías y esperas en Dios, a pesar de que te encuentras con el agua hasta el cuello?

OREMOS:
Dios mio y Señor mio: dame la gracia de no perder mi fe y mi paz en medio de las tormentas de la vida. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… Gloria.

NO OLVIDES:
Orar cada día el Santo Rosario.
Confesarse y comulgar.
Hacer una obra de misericordia.
Ayudar a la Santa Iglesia Católica en sus necesidades.

ENVÍANOS TUS INTENCIONES.
(Wattsap: 3213918758 CS, Colombia)
Con gusto las ofreceremos en la Santa Misa.

EL PAN DE LA PALABRA ES PARA COMPARTIRLO. No te quedes con este regalo. Compártelo a tus amigos, familiares y contactos. Ellos lo necesitan.

Hoy te bendigo y en ti bendigo: tu familia, tu salud física y espiritual, tus proyectos y anhelos.

EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. Amén. Amén. Amén.🙏

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