Una mujer de 35 años de edad denunció haber sido drogada y abusada en un taxi en Bogotá luego de que un conductor la recogiera al término de una fiesta. La Policía ya tiene identificada las placas de este vehículo, en el que la pasajera tuvo que permanecer tres horas, prácticamente, secuestrada.
El conductor la recogió en las afueras de un bar en la localidad de Fontibón. La víctima cuenta que todo cambió cuando su acompañante, quien también se encontraba en el vehículo, se bajó a comprar una botella de agua. Luego de eso, el conductor arrancó y le suministró una sustancia. «Íbamos por toda la 99, yo conozco la zona porque viví y estudié allí, llegamos a la 17, bajamos por un Colsubsidio que hay ahí y como yo estaba mal, y había vomitado, tenía mucha sed. Por eso, él se bajó».
La joven, cuando sintió que el taxista arrancó, se llenó de angustia y solo pudo gritar «Mi amigo, mi amigo», pero el extraño aceleró, incluso con las puertas abiertas.
Entre las 3 y las 6 de la mañana, la joven comenzó a recobrar la conciencia. Al despertar y sentir que había sido violentada, quiso escapar. Lo primero en que pensó fue en pedir auxilio a su familia. «Fue terrible ver mis prendas íntimas destrozadas, mi vestido encima de mi cuello y esta persona estaba sobre mi cuerpo».
Ante semejante escena, la reacción de esta víctima fue gritar. El taxista decidió acelerar y por eso la joven abrió la ventana e intentó lanzarse del carro. «Yo bajé la ventana, gritaba mucho. No sé por qué, no me acuerdo, estaba muy drogada y muy mareada. El taxista intentó subirme otra vez, me cogió las manos y luego, en otra cuadra, me tiró».
La joven, quien fue auxiliada por sus seres queridos, duró más de una semana hospitalizada. Por eso, en este momento, el Instituto Nacional de Medicina Legal adelanta las pruebas pertinentes. La denuncia también cursa en la Fiscalía General de la Nación. «Me tuvieron que operar del pulmón, tengo varias citas médicas más. Yo hago esto público porque ha pasado tiempo y la Policía no ha capturado al responsable. Sí hubo abuso».
Fuente: El Tiempo