Aunque ya ha pagado 4 años de la condena, la historia de Sandra del Pilar no deja de llamar la atención. Según su versión, como familia estaban viviendo un pésimo momento económico que la llevó a tomar el pollo. Cuenta que incluso su hijo se desmayó de hambre en el colegio. El día del pollo asado fue descubierta y la policía la llevó a la unidad de Paloquemao donde quedó libre después de unas horas.
Meses después, su situación económica mejoró bastante, ya que con su marida habían emprendido hacer desde desayunos hasta eventos como fiestas de quince años en Mazuren, Bogotá, pero un día llegó la policía y les pidió la cédula a ella y a su esposo, que también participó en día del pollo. “Póngase un saco, unos zapatos, porque nos vamos”, les habría advertido el agente. Y sí, estaban condenados a 13 años y 8 meses de prisión.
La condena se debe al delito utilización de menores de edad para efectuar un robo. Hoy en día su esposo se encuentra en la cárcel de La Picota en un estado de salud delicado, y ella en El Buen Pastor. Lo ve solo una vez al mes y esperara que, cuando salgan puedan rehacer su vida junto a su hijo.